
39 semanas y media. Un embarazo sufí
8 octubre, 2025Llevo las velas encendidas por el Viento del sur, mi barco navega por las mansas corrientes del amor. Amor saca amor.
El foro de espiritualidad del Sur me propuso participar en su novena jornada y su invitación fue un reto, la derrota de mi miedo, la victoria del amor.
Tengo una nueva familia en el Sur, vengo enamorada de sus gentes, su calor, del río que atraviesa como una vena de la divinidad la ciudad iluminada de Sevilla. De sus vírgenes que jalonan como signos de trascendencia sus barrios de Triana, de la Cruz. La fe sencilla que reconoce en un ídolo de madera y yeso, la corona de su potestad y los reflejos de su majestad, en los brillos imposibles de las lentejuelas que jalonan como estrellas los mantos de su misericordia la sed de toda alma por la eternidad.
Mi nueva familia abre los brazos en cuanto detecta que el duende se ha despertado, lo reconocen en su danza que atraviesa la vulnerabilidad de lo pequeño que somos como vasijas y saben ver cómo sus gestos de frescura natural abrazan, convocan y llaman al espíritu que habita dentro y más allá de las frágiles paredes del yo, que se ha separado para el encuentro estático del amor. Reconocen que el velo entre los mundos se abre, cuando el que lanza el primer verso, encuentra un corazón que lo recibe y juntos paren un encuentro, un hijo de palabra de fuego que conmueve.
Como ese Principio que hizo el primer Verso, el Universo infinito y no hace vida para regresar por la puerta de la muerte al mundo, cada día, a su regazo de Ser. Somos su rostro visible, sus signos, que retornan cada vez que se recuerdan, en cada instante, como hijos de un Dios que es puro presente, matriz de una existencia continua, siempre renovada, nueva y única cada vez. Somos la manifestación de su belleza indecible, la majestad oculta en el núcleo de nuestro existir. Somos la distancia necesaria para contemplar el juego de su amor.
Y aunque en lo cotidiano no lo sepamos decir, balbucear o sentir en el abandono que todos habitamos tantas veces, porque el Reino de Dios está velado de tanto yo, mi, mío y nada más. A veces las aguas se separan y el fuego crea una senda, incluso para el espíritu de un pequeño colibrí, tan pequeño como el grano de mostaza, que porta en su diminuto pico de oro, la gota para colaborar en apagar el incendio de nuestra sed de más allá de mi, todo en uno, en el centro de mi corazón reunido. Entonces el Viento del Sur se alza y empieza a soplar sobre las velas extendidas un canto atávico, sí, sí, sí, somos de Ti y como la Beatriz de Dante a ti buscamos retornar.
Tengo abrazos en el pecho para un siglo, para dar y tomar. Tengo un interser atravesado en el corazón, que habla de la misma cruz de la forma y de los nombres que nos separan unos de otros, y de la misma vacuidad de la pureza divina arrodillada, como Mariam la de las aguas primordiales, más allá del sufrimiento, a los pies de nuestra humanidad, en la resurrección de todo aquel que saborea, que el fuego del Amor saca Amor.
Vengo reenamorada de Teresa, de San Juan, de Lola, de Iñigo, de Mati, de Manu, de Juan, Beatriz, Antonio, José, Paulina, de x, y, y Z pues no puedo recordar todos los nombres, que hacen posible estos foros, pero si la luz con la que se asomaba su mirada, que la tengo atesorada como la mirada del ser que desde la lejanía de la noche de la existencia recuerda el camino de vuelta a casa en el prójimo próximo.
Vengo reenamorada del Uno en los todos, de ese único verso que sabe a miel, a azahar, a Sumo Bien. Sevilla me ha devuelto en su espejo nuestra humanidad tan compartida, en miserias y alegrías, en la danza milagrosa de la dualidad. He visto al signo del Hombre, Adam creado varón, creado mujer, dibujarse en el Horizonte con un deseo de Paz, que es la hija privilegiada del Amor, que ha incendiado mi propio corazón de más llama para adentrarme más y más en el jardín del hondón del alma, descubrir el pozo del que mana la vida en las aguas del tiempo que como don me ha tocado vivir y salir a los caminos a crear los cauces para esa agua de fuego que enciende los pucheros de lo cotidiano, a donar una sonrisa a tiempo, una mano en el andar difícil de los ascensos, de los descensos, una caricia a tiempo, un abrazo, y otro, y otro, que tanto reúne los corazones divididos en un solo palpitar. Amor saca amor.
Perdonad mis palabras de enamorada, ando reloca por el viento del sur. Tengo un siroco de amor, porque he visto la sed del cosmos infinito saciada en nuestra reunión. Hemos reunido lo disperso, y lo hemos religado en el centro del silencio para que brotara la palabra que solo habla de Él, Ello, Eso, Ella, Tao. !Silencio¡ Que no tiene Nombre y todos los Nombres a la vez.
Se que esto también pasará, la miel convive con el ajenjo, y su contaste las hace posibles, devas y asuras, niebla y gota de rocío, pero el eje, el axis que surje del punto del abosluto, es infinito en las biografías posibles, pero firme roca inamovible desde la que habitar su danza.
Bendito y alabado sea el Centro donde todas las direcciones, todos los nombres y formas se sumergen en el líquido amniótico del útero de la creación.
Gracias Sevilla, por inspirarme tanto. Gracias Viento del Sur. Nuestra entrega a la llamada, por la senda de la nada, nada, nada, siete veces nada, ha sido una certera acupuntura para el dolor del mundo.
Desconocemos el poder de la oración, pero ella no lo desconoce. El Recuerdo de lo esencial siempre obra a lo Grande. Que la Paz brille en la tormenta de la prueba que todos atravesamos. Que brille sí, ea, en un mundo necesitado de nuestro despertar.
Beatriz Calvo Villoria
Psd: La Foto es de Lola Josa, una de las ponentes maravillosas de este foro, que captó la procesión de la Virgen de la Macarena por el puente de Triana, cuando viajaba a lomos del viento del Sur hacia la Giralda, después de su misión en las Tres Mil.
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2 Comments
Querida Beatriz: ha sido un inmenso regalo nuestro encuentro en Sevilla.
Tu presencia fue un torrente de alegría y de bendición. Tus palabras avivaron el fuego en nuestras almas. Tu energía nos revitalizó a todos.
Gracias por aceptar nuestra invitación al foro y por entrar a formar parte de la familia de Viento del Sur, que se siente muy honrada con tu presencia entre nosotros. Gracias por regalarte durante este fin de semana ante doscientas personas que sentimos tu cercanía, tu anhelo, tu autenticidad…
Gracias por ser y por compartirte.
Un abrazo acogedor desde tu nueva familia del Sur.
Gracias a ti, a tu paciencia con mis resistencias, mi sensibilidad, a todos por vuestra confianza. Me siento regalada. Un abrazo para esa red de pescadores.