Crisis
17 diciembre, 2015Sin agua no hay esperanza
17 diciembre, 2015De dónde surge esta triste historia humana en la que el hombre domina a la mujer, de dónde estas culturas que la confieren un estatus de inferioridad. Desde occidente, pasando por oriente la situación actual de la mujer es desoladora, sufre violaciones de sus derechos humanos por el simple hecho serlo, y si además vive en un entorno de marginalidad y pobreza, su vida puede convertirse en un auténtico infierno. En muchos países las diferencias de condición de vida entre el hombre y la mujer son abismales y esta discriminación de la mujer no es baladí porque afecta a más de la mitad de la población mundial, tanto en los países más pobres como en los más desarrollados.
¿De dónde surge esta dominación?, si cuando recorremos todas las Tradiciones sapienciales, que fundan con sus mitos las culturas, estas hablan de la creación como un juego de vaivén entre dos polaridades opuestas y complementarias, simbolizadas por los términos de «Fuerza» y «Belleza», y en el que gracias a la mediación activa de la «Sabiduría» se permite la liberación de la conciencia y retornar a la unidad originaria.
Según el Génesis el Hombre fue creado varón y mujer en igualdad complementaria. El yin y yang es un símbolo perfecto y universal de esa danza armónica entre el Principio y la manifestación, lo interior y lo exterior, lo activo y lo pasivo. Pero en vez de esta danza de unión amorosa vivimos inmersos en un mundo que ha pasado a lo largo de su historia desde el olvido del valor prototípico de cada sexo, pasando por dominar y vejar el varón a la mujer para acabar en los tiempos modernos en una reacción de compensación, que no de armonía, que desnaturaliza estos dos géneros, estos dos modos, que no son pura contingencia accidental, sino que implican actitudes diferentes ante la vida. Virilizando a la mujer y feminizando al hombre, estamos convirtiendo esa asombrosa y fértil diferencia en una supuesta igualdad aparente que finalmente solo cubre los intereses ocultos de un sistema de producción que necesita inmensas masas de esclavos indiferenciados y en el caso de la mujer a bajo precio.
Necesitamos restituir el Orden primordial olvidado y ante el endurecimiento producido por esa coagulación del principio masculino que quiere danzar sin consorte sólo la potencia creadora del eterno femenino, que actúa desde el interior y en la raíz de los fenómenos, podrá hacer florecer los árboles bajo la nieve. Derramando esa Bondad que perdona, acoge y unifica, dando calor a ese corazón endurecido del Hombre de hielo. ¡ojalá que vuelvan las mujeres¡
La desaparición progresiva de la dimensión antropológica, la absorción del marco tradicional y del orden simbólico por el modelo tecnológico y la razón instrumental, hacen que la Mujer, abandone el ámbito interior del hogar, verdadero crisol donde se regeneran las fuerzas biológicas, psíquicas y espirituales, y donde el mundo exterior es «digerido e integrado» y donde se despliega las aplicaciones de la Mujer eterna, como Virgen fuente de toda pureza; como Mujer, templo natural de los misterios de Eros; Esposa en su función regeneradora y Madre fuente de vida. Por falta de consideración a su regia tarea cosmológica la mujer parte en busca de su liberación en un reino más exterior, propio de la naturaleza masculina, que no solo no la corresponde ontológicamente sino que dada la decadencia de ese mundo actual la convierte en esclava de un sistema de trabajo inhumano y la desarbola de su feminidad haciéndola retroceder en su esencia.