Naturaleza Sagrada
17 diciembre, 2015«A la Vida, a la Muerte y a mi Bienamada. Cancioncillas y cancionejas»
17 diciembre, 2015Viajé días atrás a través de las páginas de un hermoso libro: Somos uno: un homenaje a los pueblos indígenas, con el que Survival celebró sus 40 años al frente de la defensa de los derechos de los pueblos indígenas. Un libro-viaje donde la imagen y la palabra entonan juntas un canto a la belleza de un mundo que puede extinguirse si juntos no unimos nuestras fuerzas, el mundo de las culturas indígenas. Una ventana abierta a la sabiduría profunda del hombre que vive conectado a sus raíces naturales. A través de imágenes maestras, de imágenes-llave para abrir el corazón ante unos paisajes que se esfuman cada día, la mirada se embelesa ante la majestad de territorios aún vírgenes, que dan lugar a una celebración interior: la mirada se reconoce a sí misma ante los rostros de distintos pueblos del planeta que indefectiblemente producen un temblor, temblor ante miradas ancestrales que recuerdan el origen, temblor ante la posible pérdida de estos hermanos silenciosos que viven amando la tierra, comprendiéndola con una sabiduría sutil que por su extraordinaria fuerza se resiste a desaparecer. Imágenes cedidas por reporteros gráficos de talla internacional como Sebastião Salgado o Kate Eshelby, que nos invitan a enamorarnos, y a sumarnos a una defensa activa.
Acompañando el impacto de la imagen, mil y una palabras de distintos representantes indígenas nos abren ventanas a una cosmovisión de religación con la Tierra en las que, como dice Davi Kopenawa, un yanomami, «conoceréis algunas de nuestras hermosas historias acerca de los mares, los cielos, nuestras relaciones con los bosques, las extensiones nevadas y los desiertos». De la mano de los bosquimanos, de los innu, de los peman, podremos presentir como hablan «con el alma de la selva, con el alma del agua, el alma de las montañas, el alma de la Luna, del Sol y las estrellas». Unos pueblos estigmatizados por el racismo cruel e ignorante de la necesidad vital que tiene la humanidad de esta biodiversidad a nivel humano y que son menospreciados como primitivos, retrógrados y atrasados; a ellos simplemente no les interesa nuestra civilización, pues, como bien dice Davi, «las posesiones se consideran símbolos de una humanidad que ha avanzado, pero se las lleva el viento. Lo único que consiguen es nublar la mente y contaminar el alma. Se utilizan para satisfacer la comodidad y el orgullo y, sin embargo, impiden que las personas conozcan las magníficas verdades
que la naturaleza nos enseña; son meras distracciones que consumen y destruyen los recursos naturales. Los yanomami no deseamos ni necesitamos posesiones. Cuando destruís las selvas tropicales, segáis las arterias del futuro y la fuerza del mundo sencillamente se consume poco a poco».
Son imágenes e historias de pueblos que sufren «desde la cuenca del Amazonas hasta las zonas gélidas de Siberia; expulsados de las tierras a las que pertenecen, les han robado sus recursos naturales, se han violado sus formas de vida y se han reprimido sus culturas. Una y otra vez, nadie los escucha». Así dice Richard Gere en uno de los muchos ensayos con los que distintos escritores, activistas, políticos, filósofos, poetas, artistas, periodistas, académicos, antropólogos y ecologistas colaboran en este libro-ventana y manifiesto.
Survival rinde homenaje a las vidas, las tierras y los valores de estos pueblos con una obra que también llama a la acción para acabar con la opresión que siguen sufriendo hoy en día estas personas y que pone de manifiesto la necesidad creciente y universal de anteponer los valores humanos a los económicos; de frenar el cambio climático y la destrucción de las selvas tropicales; de redefinir los conceptos occidentales de progreso y desarrollo y de dar la importancia merecida a los valores indígenas de equilibrio, humildad y reciprocidad. Gracias por vuestra tarea de mostrarnos a los que con sus vidas santifican la tierra cada día.