Somos lo que comemos
4 junio, 2020Balcones comestibles
10 diciembre, 2020Vandana Shiva, ecologista:
“Las patentes sobre la vida y las nuevas biotecnologías son las actuales armas del imperialismo”.
Vandana Shiva nació en Dehra Dun, al pie de los Himalayas. Es doctora en ciencias físicas y una de las ecologistas y filósofas de la ciencia más prestigiosas a escala internacional. Mujer de acción, Vandana se ha comprometido con todo lo que resuene en su conciencia como injusto para el hombre, insostenible para la Tierra o globalizante para la sociedad. Para Vandana, la Naturaleza es sagrada y nuestra relación con ella debería ser la de reverencia.
Sumarios:
“La transición de la agricultura química a la agricultura ecológica no sólo es posible sino necesaria”.
“La clase de comida que eliges decide qué tipo de agricultura se hace”.
“el verdadero camino hacia la prosperidad es trabajar con la Naturaleza y no contra ella”
“Un sistema en el que unas pocas compañías controlan el suministro de semillas es un sistema de esclavitud para los agricultores”.
Defensora de la tierra, del campo, de los bosques, de las mujeres, de los pequeños agricultores, de la biodiversidad, de los valores indígenas, Vandana Shiva ha hecho frente a la tiranía del sistema económico de las grandes corporaciones. Directora de la Research Foundation for Science, Technology and Natural Resource Policy y editora asociada de la revista The Ecologist, es también una protectora de las semillas, a las que ha convertido en símbolo de diversidad y libertad. Ella misma es un árbol lleno de semillas que germinan en infinidad de proyectos: la Fundación Navdaya, un movimiento de mujeres que moviliza a millones de campesinos, el Bija Vidyapeeth College, el Schumacher College en India y la Democracia de la Tierra. Ha escrito multitud de libros y más de 300 artículos en prensa; sus palabras, siempre llenas de Vida, sacuden la conciencia de cuantos quieren participar en un cambio que nos atañe a todos.
Naturaleza sagrada
¿Cree que la Naturaleza tiene un aspecto sagrado que hay que respetar por encima del valor de recurso que le ha otorgado el actual sistema económico?
Creo que la única relación que los seres humanos deberían tener con la Naturaleza de la que somos parte es una relación de reverencia, puesto que ella es la fuente y la base de la propia vida. El reconocimiento de lo sagrado significa el reconocimiento del valor intrínseco de la vida y de la capacidad de la vida de auto-organizarse y recrearse, exactamente lo que la visión mecanicista del mundo deja aparte. Cuando miras el mundo de forma mecanicista la semilla no tiene su propia capacidad, sino que sus capacidades son puestas por las personas que las crían y cuidan; el suelo no tiene su propia capacidad, sino que ésta viene de los fertilizantes que añades. Esto supone un nivel de violación que es el de no comprender las capacidades auto-organizativas; entonces, olvidas los beneficios que te aporta la Naturaleza.
¿Está occidente preparado para asimilar esa concepción reverencial de la Naturaleza?
Este ha sido el concepto de Naturaleza de la mayoría de las sociedades que se han mantenido a sí mismas durante largos periodos de tiempo. El oeste hizo una ruptura con esta concepción y desarrolló una fuerte violencia contra la Naturaleza, un experimento de violencia que ya dura 500 años. En algunas partes aún continúa esta visión, pero hay una gran parte del oeste que reconoce que si la humanidad quiere tener un futuro tiene que reclamar el valor sagrado de la Naturaleza y restablecer una relación reverencial con ella y no sólo una relación de explotación o dominación. Del mismo modo creo que hay partes del tercer mundo que tenían esta relación reverencial y ahora la están perdiendo bajo la globalización. De hecho, en el mundo coexisten dos sociedades: una sociedad que toma el camino suicida del consumismo, indiferente con las consecuencias que sus propias acciones tienen en otras personas y en la misma Naturaleza; y otra sociedad que piensa en la Naturaleza y en sus vidas en términos sagrados.
La transición hacia la agricultura ecológica
¿Es posible que la agricultura ecológica sustituya a la agroquímica, teniendo en cuenta que las condiciones medioambientales están bastante degradadas?
–La transición de la agricultura química a la agricultura ecológica no sólo es posible sino necesaria. La agricultura química puede crear la ilusión de que al ser tan especializada podría llevarse a cabo, por ejemplo, sólo en el medio oeste de América y alimentar al resto del mundo. Esta concepción va de la mano de la idea de que la agricultura puede abandonarse en la mayoría de las áreas del mundo y que sólo hace falta que algunas zonas se especialicen en una agricultura muy intensiva y extremadamente derrochadora. La agricultura ecológica es lo opuesto, básicamente viene a decir que no importa cómo sea la tierra o sus condiciones porque puede ser practicada aquí en España con poca agua, en el desierto del Rajastan, o en la parte oeste de la India donde tienen 4.000 mililitros de agua. Cada región tiene una agricultura apropiada. La agricultura ecológica puede y debería ser practicada en todas partes porque además de que produce más comida que los otros sistemas, el verdadero camino hacia la prosperidad es trabajar con la Naturaleza y no contra ella, aunque nos hayan dicho repetidamente que tenemos que destruir la Naturaleza para que se desarrolle la sociedad de los humanos.
¿Cuál es la responsabilidad individual para propiciar este cambio de cultura?
–En relación con los temas de la comida y la agricultura todo el mundo esta capacitado para ser parte del cambio hacia una agricultura ecológica. Aunque no seas un agricultor también tomas decisiones respecto a la comida, y la clase de comida que eliges decide qué tipo de agricultura se hace. Puedes ir de forma indiferente al supermercado y comprar una lata que no sabes ni donde se produce y de esta forma estás apoyando la agricultura química, el procesamiento industrial y el agro-negocio que controla la agricultura y destruye tu salud. Estás votando contra la Tierra, contra los granjeros y contra ti mismo. Pero también puedes establecer una relación con granjeros o agricultores ecológicos en tu región; no hay ningún lugar donde no puedas encontrar diez o quince productores de productos ecológicos. De ese modo estás votando por la Tierra, por tu salud, por ese agricultor, y te estás convirtiendo en lo que yo llamo un co-creador con la Tierra, parte de una cadena, un eslabón de vital importancia para la creación de un sistema alimenticio sostenible, justo y saludable. Comiendo productos orgánicos decimos ‘no’ a los tóxicos; comiendo productos locales estamos arrebatando el poder y los beneficios a la agroindustria global y fortaleciendo nuestra comunidad alimenticia local.
La alimentación globalizada e industrializada no es barata sino muy cara para la Tierra, para los agricultores y para nuestra salud. La Tierra no puede seguir arrastrando la carga de la explotación de sus acuíferos, la contaminación por los pesticidas, la desaparición de las especies, la desestabilización del clima. Somos lo que comemos y eligiendo la comida, elegimos quiénes somos Y todo el mundo puede hacer esta elección, debería hacerla. Una frase muy bella de Gandhi que se está volviendo muy popular dice: ‘Sé el cambio que quieres ver’.
¿Puede el desarrollo económico ser sostenible, o hay que reformular la idea que tenemos de economía y sostenibilidad?
La economía de mercado dominada por el capital no es la única economía; apenas cubre una ínfima parte de la historia de la interacción humana con la Naturaleza, si bien el desarrollo se ha basado en el crecimiento de la economía de mercado. Los costes invisibles del desarrollo han sido la destrucción de otras dos economías: la de los procesos de la Naturaleza y la de la supervivencia de la gente. Ignorar o descuidar estas dos economías vitales es la razón por la cual el desarrollo ha planteado una amenaza de destrucción ecológica y una amenaza a la supervivencia humana.
Lo que realmente se mide como crecimiento es el agro-negocio, que crece tres veces más mediante la destrucción de la tierra y de los granjeros. Controlan las semillas, controlan al agricultor, controlan el procesamiento, y en cada paso transfieren el dinero de la sociedad a ellos mismos. El sistema económico mide su crecimiento como si fuera el crecimiento de la sociedad, pero de hecho los granjeros se están empobreciendo tanto que no pueden seguir cultivando. Si todos los costes de la agricultura industrial fueran incluidos en la ecuación económica no podríamos pagar esa comida que producen. Todas las personas en todas las sociedades dependen de la economía de la Naturaleza para su supervivencia. Cuando el principio organizador de la relación entre la sociedad y la Naturaleza es la sostenibilidad, la Naturaleza se ofrece como propiedad común, pero cuando los beneficios y la acumulación se vuelven principios organizadores y dictan imperativamente la explotación de los recursos para el mercado, la Naturaleza se convierte en un recurso. Las economías de subsistencia contribuyen al crecimiento de la economía de la Naturaleza y de la economía social, aseguran una elevada calidad de vida en términos de alimentos y agua, sostenibilidad de los medios de vida y una robusta identidad y significado social y cultural.
¿Qué supone para la agricultura mundial los derechos de propiedad intelectual que permiten patentar las semillas?
Semillas, plantas, animales y genes pueden ser ahora poseídos como propiedad. Cuando la propiedad intelectual es una patente, un derecho exclusivo de algo como si lo hubieras inventado, se convierte en un derecho que impide a otras personas usar, distribuir o comerciar con eso. Cuando una semilla se patenta por la compañía Monsanto, y un granjero guarda su semilla en su propia tierra, lo cual es un deber bajo un punto de vista ecológico, el guardar e intercambiar esta semilla se trata como robo contra el derecho de la propiedad intelectual. Esto es una criminalizacion de una de las actividades más bellas del ser humano: trabajar con la tierra y guardar las semillas. Yo veo esto como totalitarismo, no se deja espacio para la libertad de las especies, ni para la libertad de los granjeros, ni para que la gente tenga su propia cultura de la alimentación.
Globalización, el nuevo imperialismo
¿Son estas las consecuencias de la globalización?
El verdadero proyecto de la globalización es la colonización y la manipulación de las fuentes y procesos que nos dan la vida: nuestra biodiversidad, nuestro alimento y nuestra agua. Las patentes sobre la vida y las nuevas biotecnologías son las actuales armas del imperialismo. Estamos en un sistema en el que la semilla se ha convertido en un monopolio de las multinacionales y unas pocas compañías controlan el suministro de semillas, lo cual es un sistema de esclavitud para los agricultores. La erosión ecológica y la destrucción del sustento van ligadas entre sí. Tanto el desplazamiento de la diversidad como el desplazamiento de las fuentes de sustento de la gente surgen de una visión de desarrollo y crecimiento basada en la uniformidad creada por un control centralizado. Puesto que las semillas están siendo modificadas genéticamente y patentadas, está surgiendo una crisis para los agricultores y la agricultura. Es una necesidad urgente parar esta guerra contra los pequeños agricultores. Es necesario reescribir las reglas del comercio agrario; los 40.000 suicidios de agricultores en la India en el corto periodo de siete años es un síntoma de la profundidad de la crisis en el modelo dominante de agricultura y producción de alimentos. Este sistema está negando el derecho al alimento y a la salud a mil millones de personas que sufren de hambre y a otros mil millones que sufren de obesidad. Este modelo es incapaz de producir suficientes alimentos para todos porque derrocha el agua, la tierra y la energía. Un mundo en el que cinco compañías tienen toda la creatividad, todas las habilidades y toda la propiedad intelectual, en el que se supone que nosotros no tenemos ninguna habilidad, no es un mundo aceptable para mi. Todos nosotros somos creativos y el camino hacia nuestra libertad es encontrar los nichos en los cuales podemos expresar nuestra creatividad.
¿Qué se puede hacer?
Cuando vi las consecuencias de la agricultura no sostenible y sus costes comencé a buscar alternativas a la agricultura industrial, y cuando me encontré con la patente de las semillas en 1987, investigué maneras de defender la libertad de la biodiversidad y la libertad de los campesinos frente a las patentes y empecé a guardar semillas. El agricultor indio es el ser más resistente que he conocido y su espíritu se está perdiendo. Para mi es un acto espiritual el mantener y guardar las semillas de esperanza y de supervivencia.
Gandhi escribió que mientras exista la superstición de que las leyes injustas deben ser obedecidas, la injusticia prevalecerá. Es nuestra obligación como seres más elevados obedecer una ley más elevada que nos está diciendo que guardemos las semillas. Desde el año 1991 empecé a movilizar a agricultores diciendo que si se instauraban leyes que eran injustas, tendríamos que desobedecerlas. Se trata de una no-cooperación por razones de justicia y de verdad. Pero aparte de esta no-cooperación, el asunto de las semillas ha dado raíz a muchos otros proyectos. Aprendí que si tomas los pasos adecuados en el aquí y ahora, todos los pasos subsecuentes estarán bien; no hay que tener un plan para los próximos 100 o 300 años, sino establecer la acción correcta ahora. Igual como la semilla crece en la siguiente y en la siguiente generación.
Proyectos de esperanza
Cuéntenos algunos de esos proyectos
Uno de los proyectos que nació fue un programa internacional para preservar la diversidad de las semillas. Se llama Navdanya, que literalmente quiere decir “nueve semillas” y es un símbolo de la riqueza de la diversidad. El nuestro no fue el primer programa de conservación de las semillas. Los recursos genéticos siempre han sido recogidos para su reproducción. La aparición de bancos de genes en los gobiernos de los años 70 significó recoger la biodiversidad de los campos, sin conservarla mediante ni para los agricultores. En su lugar, la diversidad fluye desde los campos de los agricultores hacia los bancos de semillas y de ahí a los reproductores multinacionales. Como resultado, la diversidad es sistemáticamente destruida desde su origen. Esto excluye al agricultor a la hora de jugar el papel crítico de conservador de la diversidad genética y de innovador en el desarrollo de la semilla. Despoja a los agricultores de su herencia biológica e intelectual. Cultivar y conservar la diversidad no es un lujo, es un imperativo de supervivencia y la condición previa para la libertad de todos. La semilla nativa se ha convertido en un símbolo de resistencia frente a la monocultura y los derechos al monopolio. El cambio de uniformidad a diversidad respeta los derechos de todas las especies y es sostenible.
Dentro de este proyecto está también la conservación de la biodiversidad, incluyendo las situaciones de desastre. Nuestro banco ha podido proveer de semillas resistentes a la salinidad a las regiones afectadas por el tsunami, y nuestras aldeas en la montaña con mucha altitud han podido proveer de semillas a las áreas devastadas por el terremoto de Cachemira. A este proyecto lo llamamos ‘las semillas de la esperanza’, que implica salir de los desastres con la esperanza de que las semillas y la biodiversidad sean las bases de una rehabilitación sostenible y aliviadora.
¿En qué consiste la Earth democracy o Democracia de la Tierra?
-El proyecto Democracia de la Tierra para mí significa tener en cuenta todas las especies, dando prioridad a la ecología sobre el comercio; reconocer el derecho de todos los seres humanos a comida y agua como un derecho de nacimiento, un derecho natural que no puede quitarse, y reclamar el gobierno creando democracias vivas. Creo que este proyecto es relevante para todas las comunidades en todas las partes del mundo porque para vivir sosteniblemente tenemos que reconectar con la Tierra, y porque creemos que es una forma de restablecer nuestra humanidad común a través de la Tierra, pues primero somos ciudadanos de la Tierra y luego somos españoles o indios, católicos o hindúes. Todas esas identidades que se nos han dado como identidades singulares, reduccionistas, enfrentadas las unas con las otras, pasan a convertirse en parte de la diversidad que apreciamos compartiendo un futuro común y una humanidad común. Al cuidar de la tierra reclamamos no sólo la tierra sino nuestra humanidad. Nos encantaría que la gente participara profundamente de la Democracia de la Tierra estén donde estén, y si quieren saber un poco más sobre cómo se practica esta democracia en nuestras comunidades en la India, les damos la bienvenida a que nos visiten a otro de nuestros proyectos, Bija Vidyapeeth College, la escuela de la semilla, que está en Dehradun, en las montañas cercanas al Himalaya.
Más información: www.bijavidyapeeth.org
Entrevista realizada por Beatriz Calvo Villoria